Celeste temía por un desalojo en su vivienda anterior, y para no dejar sin techo a sus dos hijas -3 y 12 años-, ocupó una casa deshabitada.
LOS HECHOS
En el día de ayer, a primera hora, Celeste tomó una de las decisiones más impensadas de su vida; ingresar a una vivienda deshabitada para darle un techo a sus dos hijas menores de edad.
La Palabra tomó conocimiento de lo que estaba sucediendo, y nos acercamos a dialogar con esta mamá que atraviesa una difícil situación.
A sabiendas de lo que estaba haciendo, Celeste no dudó en ingresar a la casa ubicada en la intersección de las calles Lugones y Mitre de nuestra ciudad. Inmueble que ya ha sido usurpado en varias ocasiones, y que hoy hace las veces de hogar para esta mamá y sus dos hijas.
Entrevistada por este medio, Celeste contó: «Pido disculpas al dueño de la casa ante todo… no sé quién es, pero bueno; perdón. Me tuve que meter con las nenas porque no tenía donde ir. En el lugar donde yo estaba viviendo me sacaban, y no tenía a donde ir. Antes de que me saquen con las autoridades me vine para acá».
El crudo relato de Celeste despierta en la población el espíritu solidario, y en algunos de sus nuevos vecinos, la incertidumbre de un nuevo huésped que dispara opiniones encontradas; Usurpación, no usurpación… claramente las experiencias de los ocupas anteriores no le ayudan para nada a esta mamá recién llegada.
«No tengo trabajo. Recurrí al municipio ya hace un año, les pedí por favor que me dieran trabajo, y no me solucionaron nada».
Los ojos de Celeste también hablan. Mientras relata lo que está viviendo, su mirada pide ayuda. Con vos pausada y preocupante, Celeste cuenta también que sus dos hijas tienen problemas de salud, y que necesitan hacerse nebulizaciones a diario, pero el nuevo techo que las cobija no cuenta con ninguno de los servicios básicos de luz y gas.
LO QUE SIGUE
Tomado estado público la situación de Celeste y sus dos hijas, el espíritu solidario de la gente se hizo notar, y aparecieron ayudas para cubrir las necesidades básicas de una primera noche: Alimentos, abrigo, y demás.
Las que siguen serán horas cruciales para ver que es lo que sucede con esta mamá y sus dos hijas. Por parte del estado local, ha recibido la visita de asistentes del área de Bienestar Social, y se trabaja desde el área de Derechos Humanos, Familia, y Violencia para encontrar la mejor de las soluciones al caso.
La casa ocupada por Celeste, como hemos dicho, ya tiene antecedentes de otros ocupas que dejaron malas experiencias para los vecinos del barrio. No es irrelevante mencionar que la supuesta titular de la vivienda, hace ya varios años, se encuentra internada en un Hogar de la ciudad y la justicia le ha otorgado una Curadora para que vele por sus bienes. Es esta Curadora quién tiene en su poder la decisión de denunciar ante la justicia y pedir el desalojo de Celeste por las fuerzas públicas.
Celeste deberá ahora afrontar muchas situaciones difíciles junto a sus hijas. Y las autoridades locales deberán manejar con buen tacto cada una de las decisiones que puedan afectar directa o indirectamente el futuro de esta familia.